Nuestra filosofía de inversión independiente

Tres ganadores del Premio Nobel desempeñan un papel clave en la configuración de nuestra estrategia de inversión: Harry Markowitz (1990), Eugene Fama (2013) y Daron Acemoglu (2024).

Harry Markowitz revolucionó la construcción de carteras con su ensayo seminal Portfolio Selection (1952) y más tarde con Portfolio Selection: Efficient Diversification of Investments (1959). Su trabajo introdujo un marco normativo para la asignación de activos basado en la relación entre rendimiento esperado y riesgo — principios fundamentales que sustentan la teoría moderna de carteras y que siguen guiando hoy la economía financiera.

Eugene Fama, en la década de 1960, demostró que los precios de las acciones reflejan toda la información pública disponible y que no pueden predecirse de forma fiable a corto plazo. Su Hipótesis de los Mercados Eficientes (Efficient Market Hypothesis, EMH) sentó las bases de la inversión pasiva y dio lugar a la creación de fondos indexados, influyendo profundamente tanto en la academia como en la práctica de la inversión.

Daron Acemoglu, junto con Simon Johnson y James A. Robinson, exploró las causas profundas de la prosperidad nacional. Sus investigaciones mostraron que las diferencias en los resultados económicos entre países están en gran medida determinadas por la calidad de las instituciones — tales como el Estado de derecho, los derechos de propiedad y la gobernanza inclusiva — y explicaron por qué estas diferencias institucionales persisten en el tiempo. Esta perspectiva guía nuestra evaluación del riesgo país a largo plazo y de la sostenibilidad del crecimiento económico.

En La Côte Invest construimos carteras ampliamente diversificadas, inspiradas en los principios de Harry Markowitz. Abordamos la eficiencia de los mercados, siguiendo a Eugene Fama, mediante un enfoque flexible que combina estrategias pasivas y activas. En mercados altamente eficientes, priorizamos la inversión pasiva para asegurar una amplia exposición al mercado y eficiencia en costes. En cambio, aplicamos gestión activa de forma selectiva en mercados menos eficientes o estructuralmente mal valorados, así como en periodos de irracionalidad de los inversores, donde surgen oportunidades específicas. Nuestras asignaciones por país se basan principalmente en la capitalización de mercado (ajustada por sesgo doméstico), incorporando además la calidad institucional destacada por Daron Acemoglu.

Este enfoque integrado — fundamentado en la investigación académica y adaptado a las complejidades del mundo real — nos permite ofrecer a nuestros clientes soluciones de inversión sólidas, rentables y conscientes del riesgo.

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  • Harry Markowitz transformó de manera fundamental el campo de las finanzas con su trabajo pionero sobre la teoría de carteras. En su artículo de 1952 Portfolio Selection y en el libro de 1959 Portfolio Selection: Efficient Diversification of Investments, introdujo un marco matemático para construir carteras de inversión que equilibran rentabilidad esperada y riesgo.

    La idea central de Markowitz fue que los inversores no deben evaluar los activos de forma aislada, sino considerar cómo cada uno contribuye al riesgo y al rendimiento global de la cartera. Al cuantificar la diversificación y modelar la relación entre riesgo (medido por la varianza) y rentabilidad, sentó las bases de la Teoría Moderna de Carteras (MPT), un concepto fundamental de la economía financiera.

    Su modelo de frontera eficiente mostró que, para un nivel de riesgo dado, existe una cartera óptima con la mayor rentabilidad esperada posible, y viceversa. Esto revolucionó la asignación de activos y se convirtió en un pilar de la inversión institucional, la gestión patrimonial y la investigación académica.

    Premiado con el Nobel de Economía en 1990, el legado de Markowitz perdura en la manera en que las carteras se construyen y evalúan hasta hoy. Su trabajo sigue siendo un principio rector para la estrategia de inversión prudente, la gestión de riesgos y la ciencia de la diversificación.

  • Eugene Fama, considerado a menudo el padre de las finanzas modernas, revolucionó la teoría financiera en los años 1960 con el desarrollo de la Hipótesis de los Mercados Eficientes (EMH). Demostró que los precios de las acciones incorporan rápidamente toda la información pública disponible, lo que hace que los movimientos de precios a corto plazo sean esencialmente impredecibles. Su investigación mostró que superar consistentemente al mercado mediante selección de acciones o “market timing” es extremadamente difícil, si no imposible, para la mayoría de los inversores.

    El trabajo de Fama sentó las bases intelectuales de la inversión pasiva, dando lugar a la creación de los fondos indexados, un cambio trascendental tanto en el pensamiento académico como en la práctica de la inversión. Sus ideas cuestionaron las visiones tradicionales sobre las ineficiencias de mercado y transformaron la construcción de carteras, poniendo énfasis en la diversificación, los bajos costes y la disciplina a largo plazo.

    Premiado con el Nobel de Economía en 2013, la influencia de Fama se extiende por toda la economía financiera, desde los modelos de valoración de activos hasta las relaciones entre riesgo y rentabilidad. Su investigación sigue generando debate e impulsando la innovación tanto en el ámbito académico como en la industria de gestión de activos. Aun sin aceptar plenamente la EMH, su impacto en el pensamiento de la inversión moderna es profundo y duradero.

  • Daron Acemoglu, galardonado con el Nobel de Economía en 2024, fue reconocido por sus investigaciones pioneras sobre cómo las instituciones políticas influyen en el desarrollo económico a largo plazo. Junto a su frecuente coautor James A. Robinson, argumentó que las instituciones inclusivas — aquellas que distribuyen ampliamente el poder y garantizan derechos de propiedad, igualdad ante la ley y responsabilidad democrática — generan las condiciones para la innovación, la inversión y el crecimiento. Por el contrario, las instituciones extractivas concentran poder y riqueza en pocas manos, lo que a menudo conduce al estancamiento y al conflicto social.

    Su influyente libro Why Nations Fail muestra cómo las naciones prosperan cuando las instituciones políticas posibilitan políticas económicas inclusivas. El trabajo de Acemoglu cuestiona las explicaciones puramente geográficas o culturales de la desigualdad, demostrando que la historia y las decisiones institucionales son determinantes. También ha advertido sobre los riesgos del autoritarismo creciente, de las tecnologías de vigilancia descontroladas y de la desigualdad impulsada por la automatización, llamando a los responsables políticos a asegurar que el progreso tecnológico beneficie al conjunto de la sociedad. Sus aportaciones han remodelado profundamente los debates sobre democracia, desarrollo y globalización.

    Con un sólido respaldo empírico, su investigación subraya que el éxito económico sostenible no depende únicamente de mercados o recursos, sino también de la voluntad política y del diseño institucional. Su obra sigue influyendo en economistas, politólogos y líderes de todo el mundo para construir sociedades más justas y resilientes.